Todo era tan frágil, tan transitorio. Escribir al menos para eso, para eternizar algo pasajero.
La nada nos devora. Cada día se lleva algo tuyo, hoy desperte y se llevo otro recuerdo, vi su lugar vacio del recuerdo. Así que todos los días, freneticamente, hago contabilidad e inventario de tus recuerdos. Me trato de guardar todos, mezquinamente, no importa, igual la nada se los lleva al otro día.
He he estado tratando con otro recurso, como ya casi no tengo recuerdos tuyos los invento. He inventado por ejemplo que un día fuimos y tomamos café y charlamos como amigos y también fuimos al cine y compramos palomitas y odiamos la pelicula y después salimos abrazados, afuera del cine llovia y me abrazaste y me pusiste tu abrigo para que no me mojara. Nada de esto es cierto, lo se (y se que tu lo sabes pero no te importa un cacahuate saberlo).
Esta estrategia de inventar recuerdos no ha sido del todo buena. En cambio ha sido sumamente triste, ha sido dolorosa. Es tan terrible armar recuerdos tuyos de la poca verdad que queda y de la pobre fantasía. Y aún así, aún así, te espero. Siempre te espero, siempre, hasta cuando creo que he dejado de esperarte te espero.
Sufrí con ella tanto que muchas veces estuve al borde del suicidio. "Y no obstante, aún así, aun sabiendo de antemano todo lo que luego me sucedió, habría corrido a su lado."
No quiero hacer nada, no tengo energía para nada, ni siquiera para seguir copiando parrafos de Sábato en el intento de darle forma a esto, que se que nunca leeras. Porque esto que te escribo no es más que un cadaver desmembrado y podrido, un cadaver que se pudre dia tras día en mi mente. Te odio, que tranquilidad da odiarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario